Si eres legal, comparte sin lucrarte

La campaña del Ministerio de Cultura español contra lo que denomina "piratería en internet" ha desencadenado varias respuestas de la ciudadanía. Los casos Watergate y Madoff, también de actualidad por distintas razones, permiten poner en contexto algunas pretensiones de los políticos y dirigentes. Considero que hay «derechos adquiridos» que no resisten la necesidad de un cambio de paradigma que permita el progreso de la sociedad.

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Cartel de campaña a favor del intercambio

Ayer leí un artículo titulado «Follow the Money: ¡Sigan el dinero!» que me ha interesado por varios motivos. Uno es el de seguir la polémica soterrada, y creo que intencionada, entre algunos editores de El Blog Salmón. Espero el momento en el que los partidarios de las políticas económicas liberales neoclásicas y monetaristas entren finalmente a debatir de forma directa y pedagógica con los del modelo socialdemócrata, intervencionista con presupuestos deficitarios. Tras esta introducción, los otros motivos tienen más relación con la polémica que me lleva a escribir estas líneas.  

Siempre me gustó la manera en que se destapó el caso Watergate por parte de dos periodistas y el periódico para el que trabajaban, que contaron con la colaboración de un alto funcionario del FBI fallecido recientemente. Me parece un caso ilustrativo de cómo los ciudadanos pueden oponerse a las manipulaciones y delitos que los dirigentes supuestamente «poderosos» pueden cometer en cualquier momento. Debido a las comunidades ciudadanas que internet facilita, creo que hoy no es tan necesario como hace unos años el disponer del apoyo de medios con prestigio para poder denunciar y poner coto a unos abusos eventuales o crímenes potenciales.

Ello me conduce al otro motivo de mi interés: la presunta malversación de fondos que pueda estar cometiendo la Administración española al sustraer un dinero público —necesario en la implementación de otras políticas— para emprender una campaña intoxicadora de la conciencia ciudadana contra la «piratería» en internet. Si teníamos poco con el cuento de los activos financieros tóxicos (¿en España no había hipotecas subprime?), o con la historia de las piezas tóxicas de carne (¿España no la tiene en comercios de matriz francesa o alemana?), resulta que también siguen pretendiendo que nos creamos varias falsedades sobre la explotación de la propiedad intelectual (derechos de autor, copyright) en el mundo tecnológico actual.

Lanzada una campaña ciudadana de «hacktivistas» en internet contra la del Mº de Cultura, éste ha reaccionado contratando enlaces de pago en Google. Los ciudadanos han vuelto a responder con una demostración pública de que compartir no es delito si no hay ánimo de lucro, y muchos periódicos se hacen eco después. Sabemos qué intereses promovieron el asalto al Watergate. ¿Cuáles habrá detrás de este asalto a la opinión pública?

Me parece que no hay más que seguir el dinero —como recomendó «Garganta Profunda«— para averiguar a quiénes beneficia la campaña promovida por el ministro César Antonio Molina y las medidas «antipopulares» para regular la piratería en internet que ha anunciado. Me sorprende e indigna que, además, pretenda justificar la defensa de unos modelos empresariales caducos con el mantenimiento de muchos puestos de trabajo en la «industria de la cultura». ¿Por qué no se dedica este escritor ahora político a defender a los trabajadores de la cultura tradicional basada en la industria del queso de Mahón? ¿Por qué no hacemos evolucionar nuestros trabajos nosotros mismos? ¿Hay alguien legitimado para decidir en qué debemos ocuparnos y cuánto debemos cobrar?

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Madoff paseando por Nueva York en libertad vigilada tras declarar en juzgado (©AP / Jason Decrow | 20 Minutos 081219)

Los representantes de los trabajadores suelen aprovechar todas las oportunidades que se les presentan para defender los derechos laborales adquiridos. Bastantes menos son los que recuerdan los deberes de los trabajadores, entre los que se encuentra el de contribuir a la mejora de la productividad. A ninguno he escuchado hablar de la responsabilidad moral para integrarse en unos modelos económicos que cada vez han de ignorar menos a los nacidos en otros lares ¿Vivimos para trabajar sometidos a unos dictados o trabajamos para vivir libremente dentro de las comunidades o culturas escogidas para ello? Capitalismo, comunismo… lo tengo claro, como la gran mayoría de los votantes, si lo miramos desde los extremos. No lo tengo tanto si me pongo en la frontera de la economía de mercado regulado. De aquí que siga expectante el debate económico al que me referí al comienzo.

La postura actual de la Administración española me entristece mucho porque, following the money, muchos concluiremos que lo que defiende realmente son los intereses de los recaudadores de los derechos de autor, que también se han beneficiado del arbitrario canon digital. Estos ingresos se reparten luego entre una minoría de artistas, se utilizan para fines inmobiliarios, o terminan en manos de los directivos del sector musical que no quieren adaptarse a los nuevos tiempos. El MITYC, promotor de la reciente feria sobre contenidos digitales (FICOD 08), ha entrado en el debate sobre la explotación de los derechos de propiedad intelectual. Creo que se ha sumado a la referida campaña de «intoxicación cultural». Considero que las presiones de los «poderosos» van haciendo mella en unos dirigentes políticos que defienden la protección de estos derechos como si de otra conquista social e irrenunciable se tratara.

¿Conocerán estos señores el pensamiento de Thomas Kuhn acerca de los requeridos cambios de paradigna en las revoluciones científicas? ¿Creerán que esta realidad histórica no es aplicable a las evoluciones sociales? ¿Sabrán los representantes de los ciudadanos que no pueden legislar contra la gran mayoría? ¿Pensarán que, tras haber cometido sus fechorías, podrán seguir saliendo a pasear tranquilamente por las ciudades como el gran defraudador financiero Bernard Madoff

Kevin Mitnick
Kevin Mitnick en foro de El Nacional (cc LuisCarlos Díaz, Flickr)

Opino que hay engaños que sólo pueden suceder si los que los montan y los que intervienen en ellos han salido del mismo molde. Lo que me parece inaudito es que, ante engaños tan evidentes montados por unos sinvergüenzas —en palabras de Leopoldo Abadía que comparto—, los dirigentes que también han fallado al no proteger a la sociedad frente a los criminales pretendan hacernos creer que al «venerable» Bernie de setenta años sólo le quedaba el dinero justo para librarse de la cárcel. ¡Qué enorme diferencia de trato con Kevin Mitnick!, el hacker que estuvo en prisión sin haber sustraído un dólar. ¿Tan mala es la internet? ¿Es algo más que una simple infraestructura de comunicación, publicación, intercambio, procesamiento, almacenamiento…?

Lo cierto es que la resistencia ciudadana está provocando algunos cambios en los equilibrios de derechos, aunque todavía disten mucho de ser los necesarios. La RIAA, asociación que parece inspirar las acciones de la SGAE, ha comenzado a modificar las demandas judiciales contra los ciudadanos. Va a adoptar un enfoque como el de los tres avisos promovido por algunos gobernantes europeos. Han debido de considerar que les sale más rentable aliarse con los proveedores de acceso a internet (ISP) para controlar las actividades de sus clientes en la red a cambio de algo. Además, entiendo que varios de sus miembros quieren experimentar con el cobro de alguna licencia o canon por permitir cierto tráfico de obras protegidas.

Larry Lessig, uno de los abogados más influyentes en la acción política de los EE. UU. y gran promotor de las licencias Creative Commons, ha defendido recientemente en el Mónaco Media Forum la obsolescencia de las leyes de la propiedad intelectual. Mientras eso llega, supongo que tendremos que ir «anonimizando» nuestras actividades en internet usando herramientas del tipo de TOR o Anchor Free, de manera análoga a como se «despersonalizan» los datos médicos para realizar investigaciones. Como John Markoff acaba de poner de manifiesto en una de sus columnas tecnológicas, puestos a burlar la seguridad en internet, resulta harto difícil saber quién, para qué y cómo se mueven los bits por la red. 

Veremos si pueden más los ciudadanos que los «poderosos». Si eres legal, comparte y defiende tu derecho a copiar sin ánimo de lucro, a generar, mezclar y difundir las expresiones culturales, así como el secreto de las comunicaciones y tu derecho a la intimidad. Cooperemos y dejemos los comportamientos estúpidos para los que pretendan ir contra el sentido común y el progreso de la sociedad.

[Actualización: «Orange (France Telecom), dispuesta a aplicar en España el ‘Modelo Sarkozy’ contra las descargas en Internet». «Quizás el caso Madoff acabará como el asesinato de JFK, nunca se sabrá que ha pasado».]

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