Educación: una verdad incómoda

Cuando se entra en una crisis hay que analizar causas y aplicar medidas para modificarlas, así como para paliar o neutralizar efectos. Me ha sorprendido no haber visto ninguna relacionada con la Educación. Resulta una verdad muy incómoda el ver algunos datos absolutos y relativos de nuestro sistema educativo. ¿Tendrá algo que ver en la competitividad a escala global? ¿Podremos volver a crecer dentro de unos meses o años sobre las bases anteriores? ¿Es cuestión de aprender a consumir más y mejor?

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Datos sobre nuestro fracaso escolar y su evolución negativa (José M. Lacasa | Magisnet 080903)

Hace dos domingos tuve la oportunidad de escuchar en RNE la tertulia del programa matinal de Pepa Fernández. Se habló de las «verdades incómodas», aquéllas situaciones sobre las que podemos y debemos actuar, pero no lo hacemos. Son las que se desprenden de las noticias cotidianas y que podríamos corregir porque dependen de nosotros en alguna medida, pero no lo hacemos. Se quedan para más adelante al intentar evitar un esfuerzo con recompensa diferida o incierta, un riesgo de frustración, un trabajo sin beneficio económico, un sacrificio por razones éticas que resulta doloroso…  Son el fruto de algo que podríamos hacer de otra forma, pero no lo hacemos.

En la charla participó Fernando Vallespín, el catedrático de la UAM y ex director del CIS que había inspirado el tema con un artículo previo publicado en El País. Había escrito concretamente que el bajo nivel de la educación que tenemos en España es una de esas grandes «verdades incómodas». Obviamente tomaba la frase descriptora del conocido documental difundido por Al Gore sobre el calentamiento global.

Que la educación sea claramente una verdad incómoda me dejó pensando qué había hecho o estaba haciendo yo al respecto. Lo primero que hice fue buscar y leer el artículo referido que, entre otras cosas, dice:

«El informe PISA nos ubica en un lugar más que mediocre, nuestras universidades están en la cola entre las de los Estados desarrollados y, lo más grave, somos uno de los dos países de la UE con mayor fracaso escolar. Podemos mirar hacia otro lado, pero los datos cantan. Tenemos un problema de una dimensión colosal que es cuidadosamente silenciado o que apenas asoma entre la algarabía de cuestiones que parecen tener prioridad en nuestro maleado espacio público. […] Ni siquiera la crisis ha sido capaz de ubicarnos ante esta realidad. Y eso que seguimos jugando a competir dentro del paradigma de la «sociedad del conocimiento», donde el capital ya no es el recurso decisivo, sino la formación y la capacidad para innovar. […] ¿Acaso no es la crisis una magnífica oportunidad para enderezar el rumbo?»

Podría seguir citando, pero creo que merece la pena leerlo. Sólo añadir que ambos entendemos que no se trata de una cuestión de asignar más medios. Aunque ello sea probablemente necesario o conveniente, no es condición suficiente.

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De la presentación de Eduardo Montes en Open Innovation & University: Competitiveness & Development (UPV 080526)

En esta línea debo repetir algo muy básico que también escuché a Eduardo Montes durante una charla sobre innovación y competitividad a estudiantes en la UC3M a final de junio de 2005. Era algo así como que, por mucho que incrementemos la entrada de recursos, si un proceso está mal diseñado o funciona mal su resultado seguirá siendo de mala calidad, aunque se produzca en mayor cantidad y, por consiguiente, con un mayor despilfarro. Es una aseveración muy elemental, al menos para los formados como ingenieros. Sin embargo, una gran mayoría de dirigentes políticos, y muchos directivos empresariales, parecen desconocerla cuando reclaman o asignan incrementos presupuestarios sin razonar antes sobre la eficacia y eficiencia de los procesos de gasto existentes.

Quiero seguir esta reflexión reconociendo que no puedo escribir sobre el planteamiento y funcionamiento de la educación reglada española con una buena comprensión de un sistema cuya reglamentación, en un mundo cada vez más global, está transferida a las autonomías. Por lo tanto, no voy a hacerlo. Ahora sólo tengo el conocimiento derivado de la atención prestada a algunos medios generalistas de comunicación o de reflexión en internet, ondas o papel. Bueno, algo habré sacado también de una decena de libros especializados en materias relacionadas con la pedagogía, pero seguro que no es suficiente.

Igualmente he de suponer que mi conocimiento se está nutriendo de las historias y «sucedidos» que me siguen contando de vez en cuando mis antiguos compañeros de docencia universitaria. Casos o incidentes críticos que serían simples anécdotas sin mucho valor a la hora de basar en ellos una investigación científica apoyada sólo en métodos estadísticos. Entre 2000 y 2005 dediqué 12 horas semanales a trabajar como profesor asociado en un centro público madrileño del sur. Entonces tenía más datos, aunque no creo que mejor información, ni mayor conocimiento. En otro momento compartiré mi comprensión sobre el empleo de los principios de objetividad, inteligibilidad, refutabilidad y significancia en el «método científico».

Lo que hago ahora con cierta frecuencia es charlar sobre educación con los familiares y amigos que tienen hijos o sobrinos en edad de ir a la escuela, colegio, instituto o universidad. Hablamos del fracaso escolar de índole general en España, de cómo está empeorando, del que se debe a los trastornos del aprendizaje, del que sufren los de un cociente intelectual mayor por falta de estímulos…

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Niños jugando en playa con nubarrones (cc Yogi, Flickr 070623)

También comentamos las opiniones retrógradas de bastantes jóvenes españoles y el lenguaje tan apañado de algunos anuncios institucionales que promueven el que éstos encuentren viviendas para independizarse, o el que usen preservativos para no enfollonarse antes de estar preparados para ser padres. En fin, conversamos sobre lo que es noticia, y sobre lo que no pero podría serlo al tratarse de una verdad incómoda.

Mi experiencia reciente como enseñante se limita a las pocas horas mensuales que puedo pasar jugando con mis sobrinos pequeños. Me encanta disfrutar de estas oportunidades. También imparto 4-6 sesiones anuales de media jornada en un par de programas para profesionales con experiencia. Siempre he tratado de hacer caso a Marco Tulio Cicerón: «si quieres aprender, enseña». En este intento procuro comparar y contrastar mis puntos de vista con los de personas de otras generaciones y experiencias vitales.

Una de las cosas que más ha llamado mi atención en los últimos meses es que se está hablando mucho de cambiar nuestro modelo económico, de refundar nuestra base de crecimiento, de invertir en infraestructuras públicas, de crear empleos, etcétera. Sin embargo, no se debate acerca de que nuestros cimientos y contenidos educativos sean los que más cambios merezcan. A final de 2006 el Gobierno habló de impulsar las nuevas empresas desde el terreno educativo introduciendo una nueva materia en la ESO. No he vuelto a leer nada al respecto ya que no parece haber mucha transparencia sobre los datos y resultados de los planes educativos. 

Aunque tenga pocos efectos económicos a corto plazo, la enseñanza primaria y la ESO conforman una infraestructura intangible que creo que debiera adaptarse de inmediato. Quisiera haber podido creer que los políticos han considerado y descartado esta opción por no considerar adecuado el momento actual pero, tras ver los teatros infantiles con niños piratas malos que subvencionan, creo que ni se les ha ocurrido al estar ocupados en la defensa de otros intereses.

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Juan Eslava y Arturo Pérez-Reverte en una viñeta del coleccionable de Alatriste (Juan Sol, sitio web 070320)

Considero un error que la Educación no se aproveche de la oportunidad que brinda esta crisis y de los «planes de rescate» que los gobernantes están montando para superarla. Es algo que he comentado en otros sitios. Me apena ver que se quiera educar a los ciudadanos sin fomentar su espíritu emprendedor. Me molesta que se pretenda manipularlos a costa del aprendizaje de otras materias fundamentales, como el de las lenguas importantes en una economía global. Veo cierta promoción del Instituto Cervantes pero poco seso en las molleras de los próceres.

Anteayer leí un recomendable texto de Arturo Pérez-Reverte que me ha recordado el último punto. Se trata de su «Carta a María», una adolescente de catorce años que fue publicada en su columna «Patente de Corso» del 19 de noviembre de 2000. Arturo se ha pronunciado varias veces sobre la educación española en el último año, como cuando escribió a propósito de incentivar a los maestros andaluces, o cuando despotricó de los golfos apandadores de la enseñanza pública en una columna memorable que debiera de haber terminado en el juzgado de guardia (con los políticos aludidos o con el denunciante de la grave situación, si es que fuera una acusación falsa).

En un panorama tan triste me alegra descubrir que, junto a los referidos, hay otras muchas personas que también se interesan por la educación primaria y el fomento de la iniciativa personal, la innovación, el emprendizaje… Por ejemplo, Óscar Sánchez, quien fuera director de Lycos España entre 1999 y 2003, contribuye con sus escritos, vídeos y acciones. Rodolfo Carpintier, un inversor en «empresas de internet», también está interesado en los entornos del aprendizaje. Mi experiencia docente universitaria dice que hay que comenzar a «cambiar el chip» en la educación primaria, pero de esto ya escribiré…

Entradas de este cuaderno con alguna relación: La motivación de cada uno, Educación contable, Softpunk empresarial, Emprendedor español

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11 comentarios en “Educación: una verdad incómoda

  1. Creo que aqui han mirado para otro lado,la burbuja daba de comer a muchos y llenaba el pesebre de muchos caciques y politiquilos,pero sinceramente creo que estamos muy lejos de lo que debería ser un mínimo educativo para un país que quiere estar en la cabeza,estos datos que reflejas son alarmantes y una realidad bastante negra.

    como Ingeniero siempre eché en falta asignaturas o charlas referidas al emprendizaje, a crear empresas o ideas empresariales,la mayor parte de los profesores vivían anclados en el pasado,en sus mismas clases,apenas hacían pensar,debatir,razonar,todo se reducía a meter conceptos-algunos desfasados y lejos de la realidad de la calle-

    Internet por otro lado creo que es un punto de inflexión,cambia las reglas del juego,en lo educativo creo que también , por aqui no hay muchas universidades ni profesores que se sumen al open courseware de liberar conocimiento como llevan haciendo los yankees del MIT

    Otra clave que veo,es la de los valores,se deben plantear regular muchas cosas en la tele,es bastante indecente que se estimule y fomente el que muchos jóvenes pueden anhelar salir en la tele para ser famosillos

    Reverte en esa carta creo que refleja cosas fundamentales sobre la educación de un adolescente
    -estudia
    -lee
    -viaja

    si conjugas esos 3 temas tendrás posibilidades que van mucho + allá de las cosas materiales

  2. Magnífico el artículo. No puedo estar más de acuerdo. Probablemente los males de este país no los ha provocado la educación, pero es la única que nos puede sacar de este pozo en el que nos estamos metiendo. Pero por increíble que parezca nadie le está prestando la atención que se merece. ¿La razón? Es un cambio estructural y no coyuntural, es un cambio incómodo, porque a nadie le gusta que le digan ‘Bueno, esto no viene gratis, tienes que esforzarte y trabajar para conseguirlo. Y si no lo haces, pues no podrás acceder al nivel de vida de los que sí se han esforzado’. Es así de simple: vendemos a los niños y jóvenes que las cosas no cuestan, no hay que esforzarse.
    Soy padre y tengo muy claro que la educación es el GRAN problema de este país. Y el problema se agranda, ya que ante la falta de calidad, los padres llevamos a los hijos a donde sabemos que pueden sacar su potencial. Si tu hij@ tiene que compartir aula con 15 niñ@s que apenas saben hablar español, que no pagan el material escolar -y por lo tanto, no se compra-, donde los profesores tienen que ‘abandonar’ a los niños ‘integrados’ para centrarse en los que tiene problemas de integración… es decir, si ves que tu hijo no va a recibir lo máximo de la enseñanza pública y tu puedes pagarte una privada, la pagas. Esto está creando futuros guettos en este país. Aunque a veces me pregunto si eso es lo que quiere la clase dirigente (siempre existirán los que tienen que servir y los servidos).
    Recuerdo en un gimnasio (zona de sur de Madrid) al que iba cuando era estudiante a mis colegas de las pesas, que se preguntaban porqué me había ido de mi ciudad natal a estudiar a Madrid, si mi padres ya tenían un negocio. Y la verdad es que no sabía que responderles, porque para mi tener que estudiar y tener una carrera era entonces algo tan evidente que no me planteaba que mucha (muchísima) gente los estudios no fueran mas que una transición incómoda hacia el mercado laboral. Ahora mis sobrinos, buenos estudiantes en un instituto público de la misma zona del sur de Madrid les aconsejan que estudien un módulo de Formación Profesional. Y alucino, ya que ellos son mucho mejores estudiantes de lo que fui yo, y pueden ir a la universidad sin problemas. Intento convencerles de que la universidad les dará la oportunidad de elegir, de pensar, de decidir su futuro mejor… me gustaría hablar con esos profesores que les aconsejan que hagan un módulo de FP y que me explicasen cómo a chicos de sobresaliente les aconsejan así. Pero es que hay que servir a los señoritos…

  3. Leer, viajar y estudiar son cosas que se pueden hacer con poco dinero. Lamentablemente, no son buenas opciones durante los 6-8 primeros años de vida, que son esenciales para nuestro aprendizaje y en los que los humanos dependemos fundamentalmente de nuestro entorno familiar, y de la educación que éste recibió 20-40 años atrás. Escribiré sobre esto en próximas entradas.

  4. Así nos luce el pelo, no hay mas que mirar a tu alrededor!

  5. Quería haber insertado también el link de la página de Jumanji pero por error html no salió; bueno, la menciono en formato txt: http://jumanjisolar.com/2010/07/la-desastrosa-imagen-exterior-que-estamos-dando.html

    saludos.

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