Ventana al mundo

Cuando era un crío no solía oponer resistencia a la realización de los deberes que me ponían en el colegio o en casa. De mayor lo he llevado bastante peor, pero a veces los asumo. ¿Será que vemos la realidad con nuevos prismas, gafas, cristales, ventanas…?

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Mozos con toro bravo sin embolar en Pamplona (Reuters, The Boston Globe, 090713)

Aprovecho el embolado del meme que soltó mi querido colega Luis al final del «Festival de San Fermín» para volver a abrir un hueco en los visillos de mi ventana al mundo. Hace bastantes días que los tenía corridos y no dejaban ver casi lo que pasaba por el interior de mi caverna mental, donde también deben agazaparse los temores y retos de mis ancestros.

No es que ocurra algo especial que no me convenga que sea visto desde el espacio que me rodea. Sólo sucede que estamos al final de una etapa empresarial; es decir, al comienzo de otra. Por un lado había que aprobar y registrar las cuentas y por otro decidir cómo seguimos después de no haber encontrado esta vez el consenso que siempre habíamos logrado entre los socios hasta la fecha. Seguimos con esta decisión pendiente, y me temo que debamos esperar al nuevo curso académico para terminar de mover la tela y despejar el panorama.

No teniendo aún las cosas suficientemente claras, necesitaba concentrarme en una semipenumbra que redujera mis distracciones, aunque ello no haya impedido que siguiera mirando hacia el exterior y participase en alguna de las conversaciones derivadas de lo que seguía leyendo para seguir relacionando ideas.

Considero que uno nunca llega a saber bien lo que es. Nuestra mente, esa cosa cerebral que determina las identidades al cultivar nuestros actos reflexivos y viscerales y guardar nuestras experiencias, funciona más mal que bien. Me parece que los pronósticos Stephen Hawking sobre la evolución autodiseñada distan mucho de estar a la vuelta de la esquina.

Considerando la invitación de Luis para que me autodefina, y como él ya se ha apoyado en la curiosidad para la suya —algo que también suelo considerar como parte de mi ser al hablar del «bice»: crítico y curioso—, diré que me gusta sentirme como imagino que deben de sentirse los observadores, los exploradores, los aventureros, los descubridores…

¿Y como enlazamos ese mundo con el entorno geek del meme referido sobre qué puedo llegar a ser?

Pues se me ocurre que la ventana no es una mala metáfora. De manera análoga a como el navegador de internet permitió que una buena parte del mundo pudiera moverse en la Red, los terminales informáticos y los ordenadores personales equipados con interfaces de ventanas habían facilitado antes el que pudiéramos aprovecharnos de las máquinas para alimentar y transmitir nuestros pensamientos, aunque fuera en entornos mucho menos abiertos.

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Faena del torero (AP/Daniel Ochoa de Olza; The Boston Globe, 090713)

El plano inclinado, la palanca, la rueda, la polea, el engranaje, el molino, el aparejo náutico, la máquina de vapor, la pólvora, el motor de combustión… permitieron que los músculos fueran dejando su protagonismo primitivo a otra parte del organismo humano que también necesita del alimento. Las novedades en el food for thought dan lugar a debates interesantes para seguir descubriéndonos.

Además, las ventanas también permiten mirar desde ambos lados, y podemos utilizarlas para vernos sutilmente reflejados. Ello me lleva a la ventana de Johari, que Raúl recordaba hace tres meses a propósito del feedback.

Llegado a este punto, aprovecho para explorar la opción de que Raúl se deja liar con este meme. Como él me ha venido a la cabeza por lo de la ventana que acabo de escribir, paso también a intentar enredar a Fran, que me dijo ayer que me veía bastante crítico cuando escribía en este blog sobre nuestro entorno económico. Le respondí que también lo hacía sobre otros asuntos que buscaba comprender mejor con la ayuda de los demás.

Lo intentaré finalmente con Ramón, con el que compartí de niño ventanas de aulas en Chamberí sin llegar a conocernos por no ser del mismo curso. Debimos de mirar a cosas distintas porque no guardamos los mismos recuerdos del hermano marista Alejandro. ¿O será esto debido a nuestras mentes chapuceras?

Ramón ha descubierto luego muchas otras cosas viajando por diversas tierras en conflicto. Hace poco que se ha aventurado a escribir en la blogosfera para compartir y dialogar con sus lectores, lo que en este medio no se hace como en la prensa tradicional. Pues que descubra también lo que es un meme, y que lo lidie como sepa, pueda y quiera 😉

Entradas de este cuaderno con alguna relación: Cuestionar lo sabido, Disfrutar de la curiosidad.

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3 comentarios en “Ventana al mundo

  1. ¡Ay amigo José María!, ¡qué bien has lidiado el envite! Espero no haberte distraido demasiado de tus importantes reflexiones. En cualquier caso gracias por dejarte enredar.

  2. Amigo Luis, de nada. ¿No irás a creer que, a estas alturas, vamos a pensar que son otros los que nos distraen de nuestros andares y miradas? ¡Ah!, gracias por tu invitación a «descorrer» un poco los visillos 🙂

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