¿Jugamos a la política o desarrollamos algo?

Hay quienes tratan de analizar y comprender las situaciones para poder actuar de manera inteligente. Hay quienes proponen acciones que no dependen de lo que decidan los gobernantes. Hay quienes se dedican a jugar a la política, al "guruísmo", o a insultar o incordiar a los que tratan de aportar y compartir.

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¿15£ por este juego basura? (cc the justified sinner, Flickr 080516)

Ayer recordé un comentario en la última entrada mientras leía un artículo recomendado por Tim O’Reilly sobre el que he escrito más abajo. Luis reflexionaba «sobre cómo organizarnos, los ciudadanos-individuos, para superar el actual estado de una clase política que es incapaz…». En mi respuesta anoté: «creo que, participando en política, hay mucha gente como nosotros, pero mi experiencia organizativa me dice que no suelen estar en las capas directivas; su forma de pensar las aleja de ellas.» Me pareció otra paradoja de las que me interesan últimamente. 

Entiendo que hay bastantes personas que tratan de compartir experiencias e ideas en busca de aprendizajes y cambios en la sociedad con el ánimo implícito o explícito de mejorar algunas cosas. Sin embargo, parece que no consideramos que la acción política sea hoy una de las vías mejores para ello. Creo que esto es diferente de lo que ocurría durante las pasadas décadas de los sesenta y setenta, al menos en mi entorno madrileño . Supongo que el paso de dictadura a democracia formal habrá influido en ello. En esos pensamientos estaba cuando leí una entrada de Juan Carrión sobre «el juego político» en el ámbito empresarial. Me pareció que aportaba una luz muy interesante sobre este tema. 

Dice Juan, entre otras cosas, que «lo más triste es el descubrimiento realizado por Fred Luthans: el 90% de los directivos pasan la mayor parte de su tiempo construyendo redes políticas, dedicando al trabajo real un tiempo insignificante.» Lo relacioné de forma inmediata con los comentarios referidos. También me recordó lo que he escrito en este cuaderno sobre escenificaciones estúpidas y escasa solvencia política de estos días aciagos en nuestra historia financiera. 

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Ciudadanos en movimiento (cc Thokrates, Flickr 070418)

Detrás de lo anterior sigue latiendo la cuestión de qué podemos hacer los individuos para hacer volar nuestra inteligencia por encima del actual modus operandi de los políticos. Por ello seguí la recomendación de Tim y leí la entrada de Peter Corbett sobre «Ask not what your country can dev for you». Peter, consejero delegado de una agencia digital radicada en Washington DC, trabaja organizando la comunidad regional para edificar en ella un ambiente ecológico más fuerte de start-ups tecnológicas.

Me parece que varias de sus ideas ilustran algunas oportunidades y motivos para cambiar nuestra mentalidad. Por consiguiente, voy a traducir aquí a mi aire una buena porción de su artículo tratando de aprehender algo más mientras cambio sus frases de un inglés global a un español que también lo es.

Por cierto, que ésta es una de las lenguas más internacionales que, paradójicamente, una minoría ha decidido hace pocos años que hemos de llamar castellano para jugar a la política identitaria de los que prefieren sentirse más ciudadanos —y ciudadanas, que nadie vaya a molestarse— locales que de un mundo fragmentado lingüísticamente. Otro asunto llamativo en un entorno vital cada vez más interconectado, lo que nos permite comunicarnos mejor y aprender más. Sabemos que el saber ocupa lugar y tiempo, pero no creo que las tradiciones culturales sean los artefactos intelectuales que nos hagan más libres, sabios ni creadores. Disculpándome por esta digresión, sigo con lo que estaba. Peter expone en su inglés, más o menos, que:

Si J.F. Kennedy viviera hoy, y fuera un amante de la técnica como yo, podría haber dicho: «¡No preguntes qué puede des tu país para ti. Pregunta qué puedo des yo para mi país!»

Naturalmente, por des entiendo desarrollar soluciones técnicas que satisfagan las necesidades de los ciudadanos. La idea de que el gobierno debería de ser una especie de máquina dispensadora de toda clase de servicios es una posibilidad en rápido declive, incluso ante su intervención masiva en los sistemas inmobiliario y financiero.

La razón por la que el gran gobierno no nos va a salvar es por el simple hecho de que hay muchas cosas por hacer, pero muy poco tiempo y dinero para lo que debería de hacerse en 2009. Necesitamos el incalculable y elevado retorno de la inversión que sólo es posible cuando se divide por cero. No hay dinero para todo lo que tendría que hacerse.

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Simple representation of the safety level (Are You Safe)

Nosotros somos el cero en la fórmula aritmética de uso de la innovación para devolvernos a la senda. Necesitamos crear plataformas abiertas de innovación para que los ciudadanos creen soluciones para ellos mismos —esto se está haciendo hoy aquí y allá, a pequeña escala por ahora. [En España podemos seguir las referencias e iniciativas facilitadas Juan Freire y Julen Iturbe, por ejemplo]—. Somos un país fundado sobre la premisa de que no hay ningún hermano mayor sentado junto a nosotros (Inglaterra) que vaya a tendernos una mano con todo lo que queramos sobre una bandeja de plata, y de que, para llegar a ser esa unión perfecta, los americanos necesitarían aportar individualmente para construir un imperio.

Y sí, un imperio es lo que hemos creado. Un arrugado, astillado y obsoleto imperio que me recuerda a un viejo atleta que debería de haberse retirado hace años. Sin embargo, la jubilación no es una opción para América. Rechazo pensar que nuestros mejores días hayan quedado atrás. Debemos, en palabras de nuestro Presidente, «tirar de nosotros hacia arriba, sacudirnos el polvo y trabajar para que nuestro país vuelva a marchar».

Ese trabajo tendrá que hacerse por todas las clases de americanos. Mi tribu —la comunidad tecnológica— dispone de la mayor oportunidad para establecer la mejor diferencia. Nunca hemos tenido antes la posibilidad de hacer tanto para tantos, a pesar de disponer de la singular capacidad de organizar ceros y unos en la nube para crear aplicaciones que resuelven problemas grandes y pequeños para los bolsillos de los ciudadanos que se agrupan en nichos o en masas. Nuestra fábrica es digital y, por consiguiente, replicable, escalable y muy susceptible de tener un gran numerador que podamos dividir por cero.

Tim O’Reilly ha convocado a los desarrolladores y emprendedores para trabajar en asuntos que importen, y yo digo que los asuntos que importan residen más allá de Facebook y Twitter. Esta ‘materia relevante’ incluye aplicaciones móviles para que los ciudadanos estén más seguros en sus ciudades, y aburridas cosas  —terriblemente aburridas— como crear aplicaciones que ayuden a nuestros gobernantes a seguir mejor los permisos y las compras públicas.

Peter termina con unas referencias a las cifras de los presupuestos que están manejando en los EUA al amparo de la nueva acción política derivada del reciente cambio presidencial. También referencia recursos adicionales para participar en las acciones que se han puesto en marcha.

Considero que propone cosas que tambien podemos hacer en España. Quizá no sean las que dicen los cantamañanas 2.0, pero son mucho mejores que dedicarse a insultar e incordiar a los que comparten sus propuestas y ocurrencias personales sin ánimo de dárselas de nada.

Entradas de este cuaderno con alguna relación: Necesitamos un cambio de mentalidadCrédito bancario y solvencia política, Softpunk empresarial.

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14 comentarios en “¿Jugamos a la política o desarrollamos algo?

  1. Complicada, pero no por eso menos noble, empresa en la que nos quieres embarcar amigo José maría. Históricamente los grandes cambios sociales han sido casi siempre impulsadas desde díscolos dentro del propio «establishment» que hay que derribar. Y no veo a estos díscolos, sinceramente no los veo.

    Confieso, algo avergonzado, que la envergadura de este reto me abruma y me bloquea. Y digo avergonzado porque no soy capaz de aportar nada, no se que se puede hacer para ayudar al necesario vuelco y me niego ni siquiera a considerar el escenario apocalítico que predice Marc Vidal en sus últimos artículos

  2. No pensaba en hacer un llamado tanto como en sugerir orientar nuestras acciones a cosas que dependen más de nosotros que de lo que digan, decidan o hagan los políticos.

    Lo que también creo que podemos hacer es pedirles que usen las herramientas TIC existentes y que trabajen mucho más para satisfacer las necesidades reales de los ciudadanos en vez de «jugar a la política» en busca de más votos que sus contrarios.

  3. Interesante muy interesante…Si cambiamos nuestra mentalidad, puede que cambiemos la de nuestros allegados, amigos, hijos… y quién sabe, la conciencia de todos, lento , pero es el único camino. Si no cambiamos a nivel individual no haremos nada.

    Un cordial saludo.

  4. Comparto plenamente tus ideas y opiniones.
    Lo importante es dar el primer paso y caminar, aunque sea despacio.

    Un saludo.

  5. Nacho y LoboEstepario, bienvenidos al lento cambio de mentalidad.

  6. Después de haber disfrutado y sobre todo aprendido desde que descubrí este blog (no hace mucho pero ha sido muy intenso) incluyo mi primer comentario. Haces referencia a Jose Antonio Marina a través del blog vacamulticolor. Además de los esfuerzos individuales, sin duda necesarios, que planteas en esta entrada, me parece muy pertinente lo que plantea Marina que debería reclamar la sociedad

    «Sería una muestra de inteligencia política que la sociedad reclamara la creación de un partido estrictamente parlamentario, en cuyos estatutos figurara la prohibición expresa de ejercer el poder. Su función sería, precisamente, impulsar la resolución del problema, favorecer la inteligencia política del Parlamento, estudiar con independencia las medidas legislativas, presionar para que se aceptasen mejoras, estar en contacto con las preocupaciones sociales … ejercer una crítica imparcial sobre el ejecutivo, explicar, explicar, explicar … y pedir explicaciones. Realizaría así una bella tarea de pedagogía política».

    El problema es que como se manifiesta en , el sistema que tenemos actualmente promueve que la ideología y los intereses partidistas impidan una buena gestión.

  7. Guillermo, muchas gracias por tus palabras y comentarios. Siempre agrada saber que hay alguien más en la tribu en la que te encuadras, sea la que fuere.

    No conocía esa propuesta de Marina, cuyo trabajo generalmente aprecio mucho. Tampoco había leído la reciente entrevista a Pimentel, cuya labor he procurado seguir desde que fue ministro de Trabajo. Curiosamente, parecen tener distintos conceptos y valoraciones de la ética, aunque quizá coincidan en el fondo, pero empleen distintos términos.

    Respecto de la propuesta de Marina debo decir que no la comparto. Creo que hay que decidir y hacer cosas; que no basta con dedicarse a la observación, el análisis y la crítica. Particularmente me sigo sintiendo ingeniero, como Pimentel. Sobre la interpretación que haces de sus palabras, yo la compartiría plenamente si cambiaras el impiden por un dificulten.

  8. Quizás Marina realiza un planteamiento demasiado teórico, pero entiendo que en el fondo lo que pretende con la idea del partido estrictamente parlamentario, es evitar el error que Pimentel denomina «El síndrome de la segunda legislatura» …» la elevación sobre el bien y el mal, y luego una politización, un a priori ideológico muy influido por los neocon, y la gestión fue quedando condicionada.», que aunque en este caso se plantea para el PP, se podría aplicar al PSOE, o a los partidos políticos en general, con otros argumentos. En todo caso, y partiendo de que también me siento ingeniero, considero un error que el ideal de Marina se identifique con la falta de actividad, a no ser que confundamos actividad con movimiento.

    Estoy de acuerdo contigo en que la ideología es necesaria pero como todo en su justa medida y siempre que no se utilice por intereses partidistas o incluso particulares.

    En esta y, de manera más explicita, en otras entradas de este blog indicas la necesidad de cambiar de mentalidad. En este sentido me parece muy acertado lo que plantea sobre el verdadero sentido de «lo que está pasando y está por venir» este artículo de Santiago Niño Becerra . (Espero que esta vez haya utilizado adecuadamente la etiqueta 🙂 ) .

    Es un placer dialogar contigo y espero que tengamos más ocasiones para hacerlo.

    Un saludo

    1. Marina habla de inteligencia creadora y resuelta. Vincula la inteligencia con el planteamiento de metas y la resolución de los problemas que aparezcan en su consecución. Lo de resolver es lo que no veo claro en su propuesta política. Sabemos que no es cuestión de actividad o movimiento, ¿o no?

      Comparto el necesario cambio sistémico que Niño Becerra hace en el artículo que vinculas. Otra cosa es que sepamos explicarlo y convencer a la gran mayoría de ciudadanos y «profesionales de la política» que sigue pensando que hay que seguir «creciendo» hasta el infinito y «mandar» a todos.

      1. No se si Marina cuando realiza su propuesta política piensa específicamente en España, pero creo que tenemos un problema que es más acuciante que en otros países y es el protagonismo exagerado e injustificado que tienen los políticos en la vida pública, y personalmente creo que la propuesta de Marina sería una buena medida que sirviera para resolver, aunque fuera en parte, este problema. A partir de mi visión de ingeniero, creo que otro problema es que los políticos en España no trabajan con objetivos claros, como es el caso que planteas en varios de tus post de la educación, y se limitan a poner parche sobre parche. Entiendo que en los países que sí tienen objetivos claros y los consiguen, aunque sea en parte, es más fácil que la posición de los políticos se acerque a la que propone Marina.

        El del protagonismo exagerado de los políticos, no es un problema exclusivo de España y en este sentido comparto la visión de Vicenç Navarro de que la Mass Media está transmitiendo una visión mesiánica de los políticos, aunque en el caso de Obama esté «un poco» más justificado este protagonismo por la situación actual de crisis.

        Sin duda que será complicado porque entre otras cosas, como plantea Manuel Castells, el poder tiene miedo, porque lo que se está planteando en el fondo es que su rol, al menos como se había entendido hasta ahora empieza a estar injustificado.

  9. Hace años que no salgo de España por trabajo o vacaciones, cosa que antes ocurría con cierta frecuencia. Supongo que es una de las consecuencias de ser ahora un «empresario orquesta» y de que ya me da cierta pereza lo de embarcarme en un avión. Por tanto, no tengo ninguna observación directa reciente sobre el mayor o menor protagonismo de los políticos españoles respecto de los de otras sociedades comparables.

    No obstante, puesto a seguir opinando, tengo la impresión de que los ciudadanos de aquí participamos en nuestra vida civil menos que el resto de los europeos (las reuniones playeras, partidos de fútbol y similares no los cuento, claro). Esto podría dejar mucho espacio libre para que demasiados políticos y periodistas traten de interpretarnos lo que ocurre en el mundo y, seguidamente, decirnos lo que debemos hacer para que ellos puedan seguir con sus vidas, como si estuvieran por encima de los demás. Leeré con interés lo que dice Navarro al respecto.

    Lo de Castells me suena mejor; lo suscribo. Conozco un poco el mundillo de los ejecutivos corporativos y considero que están sufriendo algo similar a lo que afecta a los dirigentes políticos y sociales (aka patronos y sindicalistas).

    Como intuyo que me voy a enrollar mucho aquí —estás introduciendo bastante material interesante en esta especie de debate político-educativo que has desencadenado, lo que te agradezco sinceramente—, voy a intentar elaborar una respuesta mejor en una nueva entrada, que ya siento ganas de seguir escribiendo en el cuadernillo este.

    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que no cumplimos con nuestro papel de ciudadanos como deberíamos, desde mi punto de vista esto es consecuencia de que nuestra transición no fue tan modélica como creemos y nos quieren hacer creer. No se si la solución pasa por la «Educación para la Ciudadanía» (desde mi punto de vista esta medida educativa aislada no es más que otro parche), pero si que tenemos una asignatura pendiente.

      Estoy enfrascado en la lectura del libro de Pierre Levy que linké en mi comentario anterior y realiza un planteamiento muy cercano al que ha generado la polémica, de Marina.

      «Desde esta perspectiva, el Estado y las estructuras actuales de gobierno podrían conservarse,a condición de redefinir sus funciones: se convertirían en guardianes, los garantes, los administradores y los ejecutantes de la inteligencia colectiva.» Pag 48 del pdf

      Sin duda que suena utópico y estamos muy lejos de conseguir siquiera estar en la situación que nos permitiera empezar a pensar en conseguirlo, pero desde mi punto de vista el planteamiento de Levy está muy bien argumentado.

      Esperando tú próximo post, sigo disfrutando con los antiguos 🙂 .

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