Información accidentada

La catástrofe aérea de Barajas muestra que debemos mejorar la forma de reaccionar ante un desastre desde los planos informativo y organizativo. También ha dado ocasión para que algunos intentaran aprovechar el aluvión mediático en defensa de sus intereses particulares.

«Je suis désolé» es una de las pocas expresiones que recuerdo del francés aprendido en la enseñanza secundaria de los 60. Después de haberlo sentido mucho, la aflicción, el desconsuelo, la tristeza… que me afectaron inicialmente —tras el reciente desastre aéreo en el aeropuerto de Barajas— han ido migrando hacia el desconcierto, la contrariedad, el disgusto… por mi percepción de lo que estuvo sucediendo luego.

avion_spanair
Imagen de archivo del avión de Spanair siniestrado. (Foto: AFP)

Nos sigue quedando mucho por aprender. Opino que el tratamiento que damos a la información en este tipo de sucesos es malo, francamente malo. Directivos, periodistas, políticos, trabajadores, ciudadanos…, todos hemos de preguntarnos sobre lo que debiera mejorarse en circunstancias de esa naturaleza.

¿Está establecido que los familiares y amigos de las víctimas de un accidente aéreo sólo puedan confirmar los pasajeros mediante una llamada del transportista? ¿Cómo se va a evitar que reciban informaciones imprecisas a través de los que cuentan lo que creen saber o haber visto u oído? ¿Por qué no se publican inmediatamente los datos contrastados que se van teniendo sobre los hechos?

En el caso del avión de Spanair en Madrid, la lista de pasajeros embarcados, el historial de operación y mantenimiento del aparato estrellado, la grabación de AENA del despegue, el número y distribución de heridos en los hospitales… eran informaciones tratables informáticamente. En contra de lo que hicieron algunos, considero que debieran haberse ofrecido a todos los involucrados al cabo de muy poco tiempo. No pueden escudarse en la posibilidad de errores. ¿A quiénes preguntaron o qué hicieron para verificar la lista del pasaje publicada pasadas varias horas? El siniestro no ocurrió en un país poco desarrollado, ni en un lugar remoto o aislado de la geografía española.

Me parece que son demasiados los que consideran que los directivos, técnicos o autoridades (de las empresas u organismos involucrados) que no están en la comisión de investigación tienen más capacidad para entender lo ocurrido y analizar los datos de un accidente que los demás interesados. Por consiguiente, según esos, la mayoría no tenemos por qué conocer las informaciones de partida ni las hipótesis causales, sino sólo las conclusiones, pero para éstas hay que esperar muchos meses.

No obstante, nadie va a evitar que los humanos emitamos opiniones y juicios, y que éstos, aparte de que puedan ser precipitados, se apoyen en suposiciones. La carencia de datos veraces y claros sólo provocará que especulemos más y peor. Por tanto, algunas de las conjeturas, hipótesis, deducciones o valoraciones hechas con datos cuestionables no serán más que estupideces, o intentos burdos de manipular la opinión pública si hay intereses espurios, como creo que ha habido en algún caso.

¿Por qué los directivos no informaron inicialmente con más claridad sobre la causa del retraso en el primer intento de despegue? Habiendo tanta regulación, ¿por qué no hay mejores límites a la discrecionalidad con la que actúan las compañías aéreas, autoridades aeroportuarias y comandantes de vuelo cuando “secuestran a los viajeros” una vez facturados los equipajes, traspasados los controles y efectuados los embarques?

accidente_aereo_cd080823ePor otra parte, en este caso, creo que los periodistas han estado por debajo del nivel exigible en demasiadas ocasiones. ¿Quién manda a los que, micrófono y cámara en mano, tratan de obtener imágenes morbosas o declaraciones emocionales y acusadoras de los más afectados? ¿Dónde han aprendido a hurgar en la herida y formular preguntas propias de gilís? ¿Cómo se titulan las noticias para extractar sin errores el cuerpo de la información? ¿Para qué lanzan cuestiones al aire en vez de buscar a los que saben las respuestas? ¿No deberían contrastar mejor sus informaciones?

Si miramos a los jefes de los “informadores”, no creo que encontremos un panorama mejor. ¿Por qué algunos decidieron presentar opiniones parciales como parte de un análisis de causas del accidente? ¿A quién pretenden imputar la culpa algunos editores con pocos escrúpulos? ¿Por qué dan rango de información a cualquier majadería que diga un afectado, por mucho que lo esté? ¿Cuál es la noticia: el dolor, la impotencia, el deseo de venganza o la supuesta responsabilidad de alguien?

Tras la catástrofe del Prestige, ¿quién es el jefe partidista que ahora osa no personarse en el lugar de una tragedia para decir «esta boca es mía»? ¿A santo de qué viene enzarzarse en “batallitas” irrelevantes sobre quién fue el primero en activar el plan de emergencia en Madrid? ¿Por qué unos políticos técnicamente ignorantes revelan los comentarios privados de otros que saben menos de aeronáutica que muchos miles de ciudadanos? ¿Qué pretenden examinar los parlamentarios en paralelo con la comisión de investigación? ¿Es que van a revisar las prioridades de gasto en los presupuestos o abroncar a una ministra por un retraso de ejecución que no hubiera impedido nada?

Me sorprendió la rapidez con la que salieron a la palestra televisiva los sindicatos de técnicos de mantenimiento y pilotos de aeronaves a dar sus versiones y opiniones sobre lo que estaba sucediendo. Según ellos, ambas categorías de trabajadores no tienen que decidir nada en este tipo de circunstancias. Dicen que todo lo que hacen está determinado por unos procedimientos escritos. Me parece que esos portavoces no mostraron mucha vergüenza al sostener esa postura. También me parece que no fueron buenos profesionales quienes les preguntaron cuando trataron de hacernos creer que los afiliados a sus gremios no son responsables de nada en relación con el mantenimiento y vuelo de los aviones (¿sólo siguen instrucciones de manual?).

spanair_protesta
Manifestación, en agosto, de los trabajadores de Spanair contra el ERE y por la falta de personal. (Foto: J. Avelló)

Me ha parecido torticero el proceder del SEPLA con sus comunicados relativos a las circunstancias empresariales de Spanair y las negociaciones laborales en curso. ¿Es que sólo los directivos representan a su empresa? La patronal ha tenido que replicar. Si los pilotos de verdad creyeran que las operaciones estaban sufriendo por la crisis de la empresa, ¿por qué retiraron la última proclama de su web al conocer el accidente pocas horas después de haberla difundido? ¿Qué dudas querían sembrar para negociar mejor cuando lo más sensato era sostener que una tripulación no se juega la vida si estima que hay algo que va mal?

Los mayoría de los humanos siente la pérdida de vidas, tanto en accidentes de escaso interés mediático como en catástrofes concentradas en el espacio y el tiempo. En momentos de emociones intensas, ya sean individuales o colectivas, a veces expresamos nuestros sentimientos con palabras que no resistirían un mínimo análisis racional, pero que nos resultan muy útiles para poder continuar la vida. Nuestros problemas pueden comenzar cuando alguien las usa para otros fines, o cuando nos empeñamos en buscar una causa, origen, responsable, acusado, culpable… para cobrarnos un precio por lo sucedido.

¿Quién decidió que viviésemos nosotros y no el hermano que no nació porque nuestra madre abortó accidentalmente? ¿Por qué ha de ser más asumible la muerte por enfermedad que en un incendio? La vida está llena de accidentes. Todos alteran el orden regular de las cosas (según nuestro insignificante punto de vista). Unos son menos fortuitos y más predecibles que otros, pero todos tienen efectos inalterables. El riesgo es inevitable. Lo que podemos hacer, como seres racionales, es tratar de identificar las circunstancias que rodearon lo sucedido para poder prevenir su repetición si condujeron a algo desagradable o doloroso.

Descansen en paz los muertos. Encontremos consuelo para vivir los que moriremos más adelante y, mientras llega ese momento, intentemos dejar información precisa, puntual y plena a nuestros descendientes, algo que nuestra técnica y cultura permiten sobradamente.


[Foto 1: Avión MD-82. AFP]
[Imagen 2: Titular erróneo (rectificado parcialmente: no en la foto). Cinco Días]
[Foto 3: Protesta de trabajadores. El Mundo]

Entradas relacionadas: —

3 comentarios en “Información accidentada

  1. Una cosa que me has hecho pensar en relación a la publicación de opiniones y búsqueda del morbo por parte de la prensa es cuál es la razón de esto. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Tiene la sociedad española gusto por el morbo o son los medios los que la han hecho así?
    Está claro que la publicación de todas esas historias, la búsqueda de la imagen de los familiares llorando, el hacer preguntas estúpidas a gente que lo está pasando mal, elucubrar sobre qué pudo haber pasado sin tener datos, todo eso se hace porque vende.
    Creo que deberíamos hacer un ejercicio de autocrítica y cada vez que veamos algo así cambiar a otro canal o cambiar de periódico o escribir una carta protesta a la editorial, pero me da que eso no va a ocurrir. En eso aún estamos muy retrasados.

  2. Alfonso, mi idea es que, como en toda sociedad civilizada, nos afecta lo que sucede a los que sentimos cercanos por algún motivo. Nos interesa saber lo que les ha pasado y cómo se encuentran.
    Luego están los que escuchan para facilitar el desahogo, y los que hurgan en la herida creyendo que es parte de su cometido, comportamiento del que ya se han quejado los más afectados.

Deja un comentario

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close